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De Oscarilandia a Costa Rica

Luis Mata Guillén
Comunicador
luismatagui@gmail.com

El discurso del Presidente Arias el primero de mayo es prueba de que existen universos paralelos y que uno de esos se llama Oscarilandia. Tras cuatro años los logros que exhibe con orgullo don Oscar –no se puede esperar otra cosa del Sr. Presidente-- los viven los ciudadanos de ese mundo y no de Costa Rica y ya no digamos de Marte que es a donde gusta remitir don Oscar a sus críticos. Como tales disfrutes corresponden a Oscarilandia ni siquiera corresponde cuestionarlos.

Pero la realidad es como es y no como don Oscar quiere; en en el planeta tierra, propiamente en Costa Rica, las cosas son de otra manera. La fractura a la institucionalidad costarricense que –cual medalla bien ganada-- cuelga del pecho de la administración Arias Sanchez –hnos, sucesores y afines-- por unificar de facto los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo --con su G-38 y ahora G33 gracias al concubinato que vive el libertario y el pln – y con generosa ayuda del TSE es muestra clara de la concentración de poder político y económico –gobernabilidad gusta llamar don Oscar otros le llaman simple y llánamente dictadura--- ausente en nuestra historia que hace rato. Consecuencia de esa forma tan particular de concebir la Democracia por don Oscar –y socios-- el país navega en el mar del caos pues el capitán y sus grumetes se ocuparon en imponer y no en negociar, sostener monólogos y no diálogos y descalificar e insultar más que en argumentar, durante los cuatro años de una administración cuyo mayor merito es --casi-- destruir el alma nacional.

La sala cuarta ha dicho sí a toda consulta del gobierno y no a las de la sociedad civil; el caso de crucitas ---y próximamente la gestión del director del OIJ para delimitar por interpretación jurídica lo que corresponde a una visión histórica y política en el caso autonomía universitaria--- sumada a las 14 leyes de implementación de Marco Vinicio Ruíz son muestra de una legalidad que insulta y lacera el alma nacional. La memoria es flaca en Oscarilandia pero no en Costa Rica: los casos de descarada intervención en contra de sindicatos así como del mundo cooperativo con la complicidad del Ministerio Trabajo son dos muestras – de muchas--- del desprecio de quien como candil de la calle se dice democráta, pero en la oscuridad de la casa no lo es; como en la canción de Pedrito Altamiranda el slogan preferido de algunos es “pa mi lo que te prometí y el pueblo pues...que se joda”.

La inseguridad y el miedo ciudadano son una percepción de los y las habitantes de Oscarilandia, pero una realidad en Costa Rica; el respeto a la democracia en Oscarilandia pasa por apoyar toda ocurrencia oscariana y no oponerse a nada; las extraordinarias obras dadas en concesión son un monumento a la eficiencia, mientras en la Costa Rica de carne y hueso lo único eficiente son los cobros de peajes y falta en Caldera la terminal granelera que nunca se construyó por parte del concesionario, a sabiendas de que el gobierno ni le importa ni le interesa que se cumplan los contratos, excepción hecha de aquellos en que defiende intereses particulares.

De seguro soy parte de la minoría que no ve con ojos color de rosa el panorama que pinta don Oscar; esa minoría que ve el descontento crecer y mostrarse de manera cada vez más violenta porque no confía –gracias don Oscar, socios y afines-- en una institucionalidad que se usó para imponer la pequeñez a nuestra sociedad; de esa minoría que no vende su dignidad por un estadio mientras le niega la visita al Dalai Lama con tal de no molestar a los nuevos socios de aventuras; de esa minoría que no se compra con consultorías y que una vez descubierta llama error a lo que es un horror.

Lamentablemente esa es la realidad que nos queda por más lindo que se pinte; es claro que aunque la mona se vista de seda, mona se queda; por acá a algunos y algunas no les tembló el pulso para lacerar el espíritu costarricense en donde hasta la Defensoría de los Habitantes fue un premio a la mediocridad. Nos prometieron la Costa Rica desarrollada del año 2000 y nos dejan la Costa Rica semi destruida del año 2010.

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